1945. Recibirás estas rosas cuando estés
contemplando tu imagen frente al espejo. No lo dudes. Sigues siendo tan hermosa
como siempre. Josep.
Margarita Xirgu recuerda las palabras que a menudo
le dirigía su marido, que ahora ya no podrá enviarle flores nunca más. Ya no
podrá asistir al estreno de La casa de Bernarda Alba ni a ningún otro. Tampoco
Federico podrá. En Buenos aires, dentro de unas horas, Margarita Xirgu subirá
al escenario vestida de luto por su marido muerto para llamar a voces a sus
hijas, a las que sojuzgará.
Años atrás subiría también a un escenario para
interpretar a una mujer, pero ésta joven y enamorada, Doña Rosita la soltera.
En otra ocasión se fingiría otra mujer que no podía tener hijos. Como Yerma,
también ella se había quedado seca, porque cada interpretación era como un
parto en el que el hijo se malograse.
(...)
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