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sábado, 8 de junio de 2019

Carmen Kurtz


Era algo más que una falda y una blusa

Pero eso no era Viky. Viky era algo más que una falda y una blusa; mucho más que unos guantes y un bolso barato. La falda cubría unas caderas finas, unas piernas que debían ser muy largas a juzgar por la estatura de la muchacha. La blusa no ocultaba del todo unos senos redondos, incitantes en su misma candidez. Y el cabello de Viky (...)

sintió un cuerpo contra el suyo. Dos senos firmes que parecían hundirse en su pecho, una melena que electrizaba sus dedos (...) y algo parecido a una espada de fuego que reblandecía su voluntad, que ascendía vorazmente por su columna vertebral hasta hacer estallar su cerebro. Se le oscurecieron los ojos y creyó que mil estrellas adornaban las paredes de su cuarto. (...)


Carmen Kurtz: La vieja ley. 1957.
Fragmentos con las tachaduras de la censura.

Citado por: Lucía Montejo Gurruchaga en Discursos de autora: género y censura en la narrativa española de posguerra. 

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