Materiales aportados por la doctora
Villasante para
el caso Masaccio.
Audición de fragmentos de las sesiones segunda, tercera y cuarta de Raquel Manjón.
Puedo
recordar una imagen. Me encuentro perdida
en mi habitación. Sin saber qué hacer, se me pasa el tiempo. El disco de
Mecano aún suena en mis oídos. Me raya. No hay nadie al otro lado de la cama.
Ricardo se ha debido de ir a casa de sus padres. La noche anterior estuvimos
hasta altas horas escuchando a Mecano en un pub de Bilbao. Nos habíamos fumado
unos canutos y tal vez mezclamos demasiadas porquerías. A Ricardo le encanta el
calimocho. Y luego Sonia se puso muy pesada con el Licor 43. Antes de
acostarnos de nuevo nos fumamos unos petas. Pero he tenido un sueño chungo, lleno
de pesadillas. Mi cabeza aún da vueltas. Hay un montón de discos revueltos bajo
el tocadiscos, como en la canción de Mecano.
Han
pasado diez años desde que conocí a Germán Sañudo. Aquel fin de semana me llevó
de la mano hacia su reino. Me asomé y sentí vértigo. Pero le seguí. Diez años
más tarde, hace ahora seis meses, regresó para buscarme. Como Perséfone,
tampoco yo puedo escapar del infierno. No conozco el lenguaje de los muertos.
Tan sólo Orfeo podría rescatarme. Pero ningún Orfeo ha venido a mostrarme la
salida. Ya no. Una vez lo hizo alguien, pero se cansó. Desde el mismo instante
en que volví a ver la figura de Germán supe que no podría negarme a nada de lo
que me pidiera. Su pelo engominado, sus ojos oscuros rasgados, sus labios
carnosos, su sonrisa de pez. Todo su ser irradiaba una fuerza a la que no pude
ni quise resistirme.
(...)
La primera mujer: descárgatela aquí.
Y aquí en tapa blanda.
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