Ejercicio 1: Visión interior
Acabo de despertarme. El
cuerpo de Héctor está a mi lado, como una gran montaña nevada. Blanco, fuerte,
generoso. La voluntad es un velo de dolor –repito sus palabras mecánicamente.
Cuando me despierto siempre repito algo como una cantinela, lo he hecho desde
que era una niña, repetir una canción, un estribillo, un pensamiento
caprichoso, el lema de un anuncio, lo que fuera. Y hoy mi cantinela es la frase
preferida de Héctor desde que descubriera a Schopenhauer. Me acurruco en su
pecho grande, blanco, fuerte. La voluntad es un velo de dolor, como un telón
que cubre el fondo del escenario de la vida –vuelvo a repetir. Pero ahora mi
cuerpo pequeño, suave, tibio, se despereza con dulzura. El mundo se ve distinto
desde la cumbre de la montaña. Desde su pecho fuerte, grande, el mundo es
amplio, abarcable, sencillo. Héctor me sostiene entre sus grandes brazos y me
acaricia la piel con ternura. Tal vez ese sea el único momento del día en el
que no tengo miedo. Héctor es blanco, grande, fuerte, casi se sale de la cama
de dos metros. Yo soy pequeña, frágil, por eso me encuentro tan segura entre
sus brazos.
A Héctor le encanta leer a
Schopenhauer. Deformación profesional –se justifica. Héctor es profesor de
Filosofía. Dice que la Voluntad, esa energía que nos mantiene en la vida, es
como una corriente de sufrimiento que nos arrastra de forma irracional. Por eso
Héctor piensa que no merece la pena traer hijos al mundo. Es la única forma de
escapar a la Voluntad –me dice convencido. Pero yo creo que es demasiado
pesimista. A pesar de que siento ganas de hacer pis, me aguanto porque me da
pena interrumpir este momento mágico de las mañanas de los sábados, en que nos
quedamos durante un par de horas retozando en la cama, remoloneando sin más.
Para mí es el momento más delicioso de la semana. El lunes tengo cita en la
consulta de la doctora Ana Villasante. He de grabar todas estas emociones y
pensamientos para luego reproducirlos por escrito o en una grabadora. Es un
ejercicio o algo así, el primero que me manda desde que he empezado mi terapia,
hace ya dos semanas...
(...)
y aquí en tapa blanda
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